De todo envase la
misión es:
El diseñador de envases, cuyo sentido práctico debe ser muy
operacional, tendrá que tener en cuenta las siguientes dos razones para envasar
un producto:
Funciones de
Comunicación del Envase.
Características
Funcionales Que Debe Reunir Un Envase.
a.
Proteger,
desde el origen natural o envasado al producto contenido, desde el fabricante
hasta el consumidor. Protege de alteraciones intencionales o externas a la
naturaleza del producto.
b.
Preservar,
trata de eliminar el perecimiento del producto envasado no solamente durante el
transporte, sino también durante el tiempo que el consumidor lo tiene almacenado.
c.
Promocionar,
el envase representa para algunos productos una forma de diferenciación de los
de la competencia, lo cual puede favorecer la promoción y venta de los mismos
d.
Presentar,
el envase puede hacer atrayente el producto y servir para dar a conocer la
marca de la empresa en el mercado.
1. Razón práctica (o tangible). El producto debe protegerse en su recorrido
desde el fabricante hasta el consumidor. Comparados con los artículos vendidos
a granel, el envasado asegura identificación, limpieza y menos pérdidas por
evaporación, derramamiento o deterioro.
2. Razón comunicativa (o intangible). El envase puede llegar a convertirse
en el único elemento diferenciador de la competencia. Algunas veces, el cambio
de envase ayuda a "rejuvenecer" el producto, dándole una nueva apariencia.
El envase entra en contacto con el comprador, antes que el propio producto, en
el escaparate o en el lineal. En ese momento se convierte en un auténtico
vendedor silencioso 20. Todo esto se ha acentuado desde que los canales de
distribución comercial se han empleado a fondo en formas de venta como el
autoservicio (o vending), donde la función clásica del vendedor ha sido
sustituida y asumida por el propio envase.
Otras funciones
complementarias importantes y que atañen propiamente al diseñador de envases
son:
-
Percepción:
es la capacidad del envase para ser percibido nítidamente.
- Diferenciación:
una vez contemplado, el envase debe ser diferenciable en un contexto saturado
de productos.
- Identificación:
el consumidor debe asociar fácilmente el continente (envase) con el contenido
(producto).
- Función Espejo:
Es la publicidad crea un estilo de vida y lo asocia con la utilidad de venta.
- Argumentación: se
deben comunicar y hacer evidentes las cualidades y valores positivos que se
pretenden "vender" (calidad, seguridad, comodidad, tradición,
artesanía, naturaleza, ecología, exclusividad, lujo, precio ventajoso,
prestigio social, etc.).
- Información:
es importante informar de una manera clara y completa para satisfacer las
necesidades de un consumidor cada vez más exigente. Las informaciones
incluirían las de tipo obligatorio (que están legisladas), las voluntarias (que
mejoran la información al consumidor) y las de tipo promocional (que estimulan
las ventas).
- Seducción:
es la capacidad de fascinación y de incitación activa a la compra.
l. Resistencia. El envase debe garantizar la protección del
producto, tanto en peso, como en rotura, apilado y transporte. Es un requisito
fundamental, ya que todo envase o contenedor debe garantizar la conservación
del producto, especialmente durante el transporte y su manipulación, que es
cuando sufre más deterioros.
2. Hermeticidad. La falta de propiedades barrera en el diseño
del envase puede dar lugar a daños ambientales, como el paso de agua o humedad
hacia dentro o hacia fuera del envase. Por otra parte el envase debe asegurar
que el sistema de cierre ajusta perfectamente, impidiendo el derrame del
producto.
3. Cierre Hermético, pero con la posibilidad de abrirse sin
dificultad en el momento de su consumo. La facilidad de tapar y destapar el
producto con seguridad incrementará su atractivo comercial.
4. Inviolabilidad. Garantía de que el producto no ha sido
manipulado antes de llegar a manos del consumidor. Los precintos de garantía
evitan así el posible fraude.
5. Dispensación. Asegura la adecuada aplicación o dosificación
en el momento del consumo evitando, en algunos casos, antiguos complementos como
embudos, cucharas, etc., disponiendo de mecanismos (aplicadores-dosificadores)
que forman parte del envase y que facilitan al consumidor el uso limpio, fácil
y agradable del producto.
6. Compatibilidad. El producto que está en contacto directo con
el envase debe ser compatible desde un punto de vista físico y químico. La
resistencia al choque térmico producido por una carga a presión, el ultra congelado
rápido o el llenado en caliente pueden crear tensiones extremas al envase. El
punto de vista químico lo contempla el fabricante evitando reacciones que
impliquen corrosión, solubilidad, etc.
7. Ergonomía. Facilidad de uso y adaptación del envase a la
forma en que va a ser manipulado, destapado, trasladado, almacenado, etc. por
el consumidor. Entre los factores de ergonomía más característicos se
encuentra el estudio del peso óptimo del envase o la facilidad para ser asido,
procurando la adaptación del mismo a las proporciones y formas de las manos.
8. Versatilidad. Capacidad de proteger y conservar los productos
en cualquier circunstancia, frente a diversos tipos de consumidores, etc.
Envases como el aerosol han permitido contener productos tan dispares como alimentos,
insecticidas o cosméticos.
9. Comunicación. Debe proporcionar informaciones claras, con una
identificación visual preferible a la lectura de textos, normas de uso,
caducidad, consideraciones medioambientales, etc.
10. Universalidad. En una Europa unida el producto debe intentar
satisfacer el mayor número posible de mercados geográficos, evitando
aislamientos y aportando una imagen de marca internacional.